El silencio de la calle
Aprovechando mi visita a Málaga, mis impulsos y mis ganas de probar algo diferente, en un momento de la noche saqué mi guitarra y en una de sus preciosas calles principales me puse a tocar y cantar así de repente.
Mientras observaba a todo aquel que pasaba a mi lado : gente que se sorprendía de mi osadía y que hasta con un poco de vergüenza evitaban el contacto visual y continuaban caminando hacia adelante como si aquello no fuese con ellos, gente que tímidamente querían escuchar y se acercaban un poco pero al ver que se encontraban solos en medio de la multitud terminaban huyendo mirando hacia atrás reprimiendo su deseo, otros que se paraban disimuladamente y con cierta distancia comenzaban a formar parte del cuadro, niños que descubriendo una nueva percepción se quedaban con la boca abierta medio extasiados, medio atemorizados y otros completamente entregados a la musicalidad del momento, gente que con determinación y valor se paraban justo enfrente para manifestar su admiración y gente que al ver cada vez a más gente se les quitaba la verguenza y se unían a un corro que cada vez se hacía más grande.
Hubo un momento en que la cantidad de gente y energía que corría por el aire fue tan intensa que hasta se hizo el silencio en un lugar que sin música habría sido solo ruido. Fue entonces cuando entendí que con esos rostros sonrientes que simplemente escuchaban, todo tenía sentido…