ALYRE | El reflejo y el abrazo
Este diálogo retrata como cualquier problema puede ser el reflejo de un problema personal, hay que ser valientes para enfrentarse a la realidad o encontrarse con el abrazo del amor que cura todos los males.
reflejo, ansiedad, abrazo, amor, comprensión, problemas de pareja, discusiones, diálogo, pasaje pareja, microrrelato, relato
51143
post-template-default,single,single-post,postid-51143,single-format-standard,edgt-core-1.1.2,ajax_fade,page_not_loaded,,vigor-ver-1.8, vertical_menu_with_scroll,smooth_scroll,wpb-js-composer js-comp-ver-4.11.1,vc_responsive
 

El reflejo y el abrazo

El reflejo y el abrazo

– ¿Has visto cómo te persigue?
– ¿Quién?- contestó mientras me miraba extrañado.
– La ansiedad.
– Si… – dijo recapacitando.
– No se va la muy puta, e incluso parece que se hace más fuerte. Pues creo que ahí está la respuesta a todos nuestros males. El problema solo está en nosotros, nos encargamos continuamente de reflejarlo fuera y es por eso que aunque queramos escapar no se aleja.
– He estado pensando en todo y llevas razón, he estado un poco raro estos días, me has sacado de quicio como nunca y realmente era yo que no estaba en consonancia conmigo mismo. No es justo culparte a ti cuando soy yo el único que se ha traicionado a si mismo, pero no es fácil tomar determinadas decisiones cuando sabes que pueden perjudicar a la persona que quieres. Es complicado.
– Si, a mi también me ha pasado, pero ya he comprobado que intentar satisfacer a alguien renunciando a tus propias necesidades no es la mejor solución para mantener el equilibrio.
– ¿Y cómo hacemos ahora para arreglar esto?
– Pues no se, teóricamente deberíamos aceptar nuestras diferencias y comprendernos pero eso es algo que no veo tan fácil cuando hay necesidades enfrentadas… – se palpaba la tensión entre dos partes no dispuestas a ceder y continué sentenciando con frialdad- al final todo va a depender de si nos seguimos queriendo o no, solo eso. Tenemos que ser sinceros.

Se coló un vertiginoso silencio. En ese momento imaginé mi vida sin él y mi corazón se encogió como nunca, al ser consciente de mis palabras y de la gravedad del momento no pude disimular mi  melancolía, entonces nos miramos con timidez a los ojos y comprendí que no todo estaba perdido.
– ¿Nos damos un abrazo? – agregó y suspiré aliviada…

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.